El antiguo lavadero del Alquerieta abre las puertas para visitas

El antiguo lavadero del Alquerieta, uno de los edificios más singulares de la ciudad y, además, declarado Bien de Relevancia Local, abrirá sus puertas para poder ser visitado martes, jueves y viernes, de 11 a 13 horas, de octubre a junio de manera permanente. Por lo que respecta a las visitas de julio a septiembre y otros horarios deberán de ser concertados al MUMA.

«Damos un paso más al ofrecer al público la posibilidad de conocer los lugares con historia de nuestra ciudad, los lugares emblemáticos que han reunido hasta nosotros como testigo del pasado de Alzira», según la regidora encargada del área de Patrimonio Cultural, Isabel Aguilar.

EL LAVADERO DEL ALQUERIETA

Se construyó en plena Guerra Civil, convirtiéndose en una mejora social para que las mujeres del barrio tuvieran un lugar digno donde limpiar la ropa, inaugurándose el 23 de marzo de 1937.

Los lavaderos solucionaban el problema de las familias que no tenían agua en sus domicilios, y tenían que desplazarse en el río o lavadero donde había, sufriendo la incomodidad de las posturas que dañaban la espalda y las rodillas, además de soportar la inclemencia del tiempo.

En la ciudad de Alzira se construyeron un total de cuatro lavaderos públicos, dos en 1932 y otros dos en 1937. Los primeros en construirse estuvieron en la calle Cid y en las proximidades del Hospital de Santa Llúcia, seguido por los lavaderos del arrabal de Santa Maria y del barrio del Alquerieta. Desgraciadamente, al llegar el agua corriente y las lavadoras en las casas particulares, estas infraestructuras cayeron en desuso y fueron suprimidas el 1 de julio de 1975, treinta y ocho años después de su construcción.

Uno de estos lavaderos el del Alquerieta ha perdurado, aunque estuvo años abandonado ha sido recuperado por el Ayuntamiento para disfrute de la ciudadanía como una muestra de la arquitectura de la época y del papel que desarrolló para la higiene de la ropa de la casa, y como no personal, puesto que muchos niños aprovechaban las balsas para lavarse.

El lavadero público del barrio del Alquerieta empezó a construirse en septiembre de 1936, en unos terrenos dados por Joaquim Lacasa propietario del Huerto del «Pararayos». El proyecto fue diseñado por Joan Guardiola, arquitecto municipal y fue llevado a cabo por la misma administración, puesto que las subastas quedaron desiertas. Finalmente, el lavadero sería inaugurado el 23 de marzo de 1937.

La construcción se levanta a partir de una única nave de planta rectangular de trece metros de anchura por casi veinticuatro de longitud en una sola altura. La fachada principal, a manera de arco de triunfo, aloja la puerta principal de acceso en el interior del recinto, formada por un gran arco de medio punto de baldosa cerámica roja a vista. Aparece remate por el escudo de la ciudad con corona republicana. A su interior conserva las dos picas alargadas o lavadero en torno a los cuales se alineaban las mujeres convirtiéndose como un lugar de reunión.

El lavadero del Alquerieta fue construido bajo un estilo profundamente racionalista, estética que distaba mucho del habitualmente utilizada por Joan Guardiola. Este cambio de estilo no fue casualidad, sino consecuencia del contexto de inestabilidad política y social en que se pretendía levantar el edificio. El estilo racionalista reflejaba a la perfección los ideales defendidos por la República de una sociedad en proceso de modernización y sin lucha de clases, mientras que el estilo Modernista empleado hasta entonces, era el reflejo más inmediato de una burguesía adinerada y de posición elevada.

«La instalación de cuatro plafones explicativos acerca a los visitantes las características e historia de este edificio, además, se muestra una foto del momento de la inauguración, con las autoridades de la época y el público asistente al acto», según la regidora, quien además aprovecha para invitar a los visitantes a disfrutar del ruido del agua de los lavaderos que nos traslada varias décadas atrás y nos ayuda a entender el uso que tuvo este edificio recuperado para los alcireños.

APLANADORA DE CAMINOS RURALES

Para dignificar el en torno al lavadero del Alquerieta, la Concejalía de Patrimonio Cultural, ha ubicado en la parte exterior del edificio una aplanadora de caminos rurales. Se trata de una pieza de arqueología industrial, construida en Bilbao y que dependía, como figura en un letrero de esta, del «Servicio de Policía Rural Alcira. Hermandad de labradores y ganaderos».

«Esta aplanadora ha sido muchos años retirada en las instalaciones de Alzicoop, que amablemente ha cedido el espacio para albergarla durante el tiempo que ha estado fuera de uso. A partir de ahora será exhibida al público en un lugar que reúne las condiciones adecuadas para su conservación», ha declarado Isabel Aguilar.

Se ha decidido instalar en este lugar la aplanadora para tratarse de un espacio protegido, puesto que alberga el antiguo Lavadero del Alquerieta, un recinto cerrado que permite la visualización desde el exterior del cercado.

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