Las apisonadoras estáticas, en nuestro caso del tipo triciclo, son compactadores por rodillos metálicos revestidos de una gruesa capa de acero para el arreglo y asfaltado de los caminos que cruzan los huertos del término, ejerciendo presión sobre el terreno con una velocidad máxima de 10 km/h y casi 8 toneladas de peso.
Construida en 1930 en Bilbao por Instalaciones Industriales SA, conserva en el toldo el rotulo «Hermandad de Labradores y Ganaderos. Servicio de Policía Rural Alcira», predecesora de la Cámara Local Agraria, que en 1985 la cedería al Ayuntamiento, quedando depositada en las instalaciones de Alzicoop en la partida de Materna hasta su traslado a la partida de Tisneres para su musealización.
Atravesábamos el ecuador de la década de los ’80 —1980/1990—, cuando el gobierno reinante decide adquirir la competencia de las Cámaras Agrarias y trasladarlas a la Administración Local, es decir, a los ayuntamientos para ser regidas por el Consejo Local Agrario.
Bernardo Magraner, por aquella época presidente de la Cámara Local Agraria, poco antes de abandonar la competencia, que se venia desarrollando desde 1899, la entonces Comunidad de la Labradores de Alzira, al amparo de la ley de 8 de Julio de 1898 —hace dos días cumplía un siglo— tenía por objeto conseguir respeten las propiedades y frutos de los campos, procurar la conservación de caminos rurales y la apertura de nuevas vías; vigilar para que se conserven limpios los desagües y el buen orden y funcionamiento de la policía rural y organizar todas aquellos servicios o sus propiedades; el Ayuntamiento de Alzira informa favorablemente este proyecto desligándose, por tanto, de las atribuciones que sobre esta clase de asuntos le concede la ley municipal según se establece en la de 8 de Julio, antes citada, según texto de la ley constitutiva.
Trasvase de competencias
Con este motivo, el presidente de la Cámara, Bernardo Magraner Torres, remite al ayuntamiento el día 4 de Noviembre de 1985, un completo informe del funcionamiento de la Cámara, poco antes del trasvase de las competencias, de cómo se había regido la que en principio fue Comunidad de Labradores, después Hermandad y alguna que otra denominación que surgió en este tiempo que fue competencia de los labradores de esta ciudad, como lo fueron los herederos de los que se dedicaban a las faenas del campo, llauradors de saó, así les podríamos denominar, formaban el Pleno de la Cámara, acompañando al presidente, Bernardo Magraner Torres, estaban Bernardo Sanjuán Clari, Octavio Daries Vergara, Juan Bautista Caballero Torres, Salvador García Amposta, José Presencia Ull, Antonio Costa Magraner, Bernardo Belsa Magraner, Francisco Colom Ull Alfredo Pelufo Sifre y Bernardo Montalvá Pellicer; como secretario José María Sanchis Sanchis.
De entre la Junta Rectora y vocales formaban la comisión de Caminos y Desagües; Guardería Rural; Comisión de Plagas y Defensa Antigranizo. La de Caminos, de la que era vocal delegado Bernardo Sanjuan Clari, disponían de una máquina apisonadora, que conducida por el señor Chorro, se dedicaban al arreglo y conservación de caminos; máquina que en plenas facultades duerme en el almacén que la Cooperativa «La Agrícola» tiene en la partida Materna.
Salvador García Amposta, era el vocal delegado de plagas y en unos locales de la calle Naranjo, donde la Cámara poseía un insectario con ocho cabinas, para proceder todos los años a la cría de «cliptolaemus» para la lucha biológica contra el «cotonet» y la «negrilla»de los naranjos.
Todos los años se procedía al arreglo y asfaltado de caminos vecinales que cruzaban los huertos de nuestro término; se limpiaban todos los años los caños de los barrancos y desagües que estaban bajo la jurisdicción de la Cámara y se realizaban dos tratamientos para la desratización en todo el término. También funcionaba la Mutua Agraria, registro de agrios y fichero de propietarios y cultivadores con hanegadas y partidas. En cuanto a la lucha antigranizo la Junta estaba formada por 18 pueblos de la Ribera, cuya presidencia y administración se ubicaba en Alzira.
Eran competencia de la Cámara Local Agraria el Cuerpo de Policía Rural. En estos últimos días la plantilla de la Policía Rural, dependiente de la Administración desde hace poco más de una década, tras unos exámenes y un cursillo básico de dos meses de formación en el IVASP, se integrarán en la escala de administración especial, subescala de servicios especiales de la Policía Local.
Un siglo al servicio del campo
Ha pasado un siglo de que comenzaran a patrullar por nuestros campos la Policía Rural —que conozcamos constitutiva— y hoy se convertirán en Policías Locales, con más autoridad y competencias, si cabe, que sus antecesores, aquellos hombres vestidos con traje de pana verde, tocados con sombrero y cargados al hombro el zurrón y carabina, recorrían pausadamente los campos de este término municipal; mis contemporáneos los recordarán; el cabo Fontana —que falleció hace poco a la edad de casi cien años—; Mariano Huerta, José Llácer, Eugenio Canet, Fernando Sanchis y Batiste Adriá, ambos de l’Alquerieta, cuya foto publicamos hoy, en homenaje y recuerdo a estos hombres que pasaron a la historia de nuestro pueblo. Plantilla que en alguna ocasión supero el número de treinta. También fueron guardas rurales en la Garrofera de Alzira, Antonio Oliver y Antonio García y otros que sirvieron en La Barraca de Aigües Vives.
No queremos olvidarnos en esta ocasión de Esteban Quilis Sabater, secretario que fue durante muchos años del Sindicato de la Policía Rural, en aquella oficina del primer piso de la antigua Cooperativa «La Agrícola» en la Plaza del Caudillo, junto a la iglesia de San Agustín y a José María Sanchis Sanchis, tantos años secretario de la Cámara Agraria Local.
Para que tengan una muestra de los daños y sustracciones —como señalaba la ley en aquel 1899— se hará según el cual saber y entender de los peritos ajustándose por regla general. En el artículo del reglamento 63/5, dice así: cada pisada de caballo, mulo, asno o buey en tierra blanda, importará cinco céntimos y dos si se halla en estado de poder trabajar. Esto era hace casi un siglo. Hoy los cinco Policías Rurales que accederán a prestar servicio en la Policía Local, alcanzando casi el Siglo XXI, dispondrán de más medios que sus antecesores, con vehículos todo terreno, medios para comunicarse con rapidez; más autoridad para vigilar las casi 60.000 hanegadas de regadío; más de 3.000 de secano, en Alzira y unas 9.000 de regadío en La Garrofera y más de 800 de secano. Setenta caminos y setenta y dos barrancos.
De todo corazón les deseamos suerte a los Policías Rurales, ahora Policías Locales, en este su nuevo destino.
Texto de Alfonso Rovira (10.07.1998